Pasaje
bíblico:
Deu 13:4
En pos de Jehová vuestro Dios andaréis; a él temeréis, guardaréis sus
mandamientos y escucharéis su voz, a él serviréis, y a él seguiréis.
Versículo
para memorizar:
Rom 8:14
Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son
hijos de Dios.
Objetivos:
§
Concientizar
al pueblo de Dios de la importancia que tiene el compromiso en nuestra vida.
§
Aprender
la diferencia que existe entre tomar una decisión y comprometerse a ella o a
una persona.
§
Saber
qué es lo que Dios más busca en una persona.
Introducción: no hay otra forma más
grande de demostrar amor y agradecimiento por lo que Dios ha hecho en nuestra
vida, que siendo comprometidos y obedientes a lo que Él quiere de nosotros. En muchas
ocasiones, nos confundimos con el significado de compromiso; lo vemos como una
carga en vez de una bendición que viene a nuestra vida por causa de nuestra
obediencia y amor, al querer hacerlo lo que Dios quiere, a pesar de las
circunstancias. Si cumplimos con el compromiso trazado hasta el final, vamos a
recibir madurez espiritual y bendición en todos los aspectos. Y, además, le
estaremos demostrando a Dios que Él nos importa más que cualquier otra cosa en
nuestra vida y que es nuestro Señor.
Jesús
es el Señor de nuestra vida cuando hay compromiso y consagración de parte
nuestra; cuando obedecemos al llamado que Dios nos hace a consagrarnos a Él.
La
mayoría del pueblo de Dios ha tomado una decisión por Jesús, pero no se ha
comprometido con El. El compromiso es la base principal para desarrollar una relación
fuerte y de pacto. Cuando estamos totalmente comprometidos con la persona de
Jesucristo, estamos comprometidos en el hogar, en la iglesia, en nuestro
trabajo, con nuestras amistades, en todo, Dios se compromete también con
nosotros.
Hay
una gran diferencia entre tomar una decisión por Jesús y hacer un compromiso
con El. La persona que toma una decisión dice: “no quiero ir al infierno”, “quiero
ir al cielo cuando muera”. Quien se compromete dice: “este es mi Dios, esta es
mi iglesia y yo sigo hasta el final sin importar lo que venga”.
¿Qué es compromiso?
ü
La
palabra compromiso significa entregar algo a alguien. Esta palabra implica comprometerse
con alguien, creer en alguien, confiar en alguien, abandonarse en alguien,
ponerse a la disposición de alguien; sacrificio.
ü
Implica
una firme resistencia a cualquier tentación de desertar o traicionar en un
momento de crisis.
ü
Es
mantenerse firme y de continuo con la estricta obediencia a las promesas o los
votos que se han hecho a Dios y a los hombres. Lo opuesto al compromiso es la apatía
e indiferencia.
¿Qué es la apatía?
Es
tener falta de sentimientos, emociones, falta de interés, pasividad y falta de
cuidado. El sinónimo de esto sería complacencia, la cual lleva a la idea de una
satisfacción egoísta.
Compromiso
significa
que la persona, deliberada y voluntariamente, escoge dar de su espíritu, su
alma y cuerpo al Señor Jesucristo. Estar comprometido implica estar físicamente
entregado a algo o a alguien.
Así que, hermanos, os ruego por las misericordias
de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a
Dios, que es vuestro culto racional. Rom 12:1
Sacrificio: en el
Antiguo testamento, se le daban las ofrendas para el sacrificio al sacerdote, y
este se las entregaba a Dios. El compromiso implica sacrificarnos para Dios;
someter nuestros sueños y nuestra voluntad a Él.
Santo: algo que ha sido deliberadamente separado para
Dios.
Dios busca dos cualidades para poder usar a
alguien, y estas son:
·
Disponibilidad. Es estar dispuesto todo el
tiempo, entregado y comprometido con El (de esta manera, seremos usados
poderosamente). ¡Dios no espera que usted y yo seamos perfectos; pero si, que
estemos disponibles!
·
Obediencia. Es estar dispuesto a hacer lo que Él
nos pida, sin discutirlo y sin razonarlo, aun sin entenderlo. Es solamente ir y
obedecer.
Si no hay
una entrega a Dios, o un compromiso con la persona de Cristo, lo que hay es rebelión.
“con Dios no existe el compromiso parcial”
Jesús
es nuestro Señor: Nosotros como creyentes no podemos estar totalmente
comprometidos, rendidos obedientes a Jesús, si no reconocemos que Él es el amo
y el Señor de nuestras vidas.
¿Por qué es
importante hacer a Jesús el Señor absoluto de nuestra vida? Si Jesús no es
nuestro Señor, producimos obras de maldad.
Mat 7:21 No todo el que me dice: Señor,
Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi
Padre que está en los cielos.
Mat 7:22 Muchos
me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu
nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?
Mat 7:23 Y
entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.
Toda
obra hecha para el Señor, fuera de su tiempo y hecha con la intención y el
motivo incorrectos, es una obra de maldad.
Los siguientes
principios bíblicos le ayudaran a reconocer si Jesús es su Señor y si está
comprometido con El.
Jesús es el Señor de
mi vida cuando:
1.
Le
obedezco al impulso inicial de su Espíritu Santo, sin pensarlo y sin
argumentarlo; lo que él me dice, eso hago.
Rom 8:14
Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son
hijos de Dios.
Rom 8:15
Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en
temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos:
¡Abba, Padre!
Rom 8:16
El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos
de Dios.
2.
Estoy
comprometido a cumplir su voluntad para mi vida, antes de saber lo que Él va a
querer de mí.
Jua 5:30 No puedo yo hacer nada por mí mismo; según
oigo, así juzgo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la
voluntad del que me envió, la del Padre.
3.
Estoy disponible para servirle, no importando el
tiempo ni las circunstancias
Heb 6:10
Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor
que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y
sirviéndoles aún.
4.
Reconozco que Él es el dueño total de mi vida y
de todas mis posesiones; y por tanto, puedo someterlas todas a El sin reparos.
5.
Agradarle a Él, excede mis deseos de agradar a
otros.
Gál 1:10
Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de
agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo
de Cristo.
6.
lo veo a Él como la fuente que suple todas mis
necesidades y deseos.
Col 2:9
Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad,
Col 2:10 y
vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y
potestad.
7.
Considero mis fracasos y dificultades como oportunidades
para mi crecimiento espiritual.